Ciudad de México.- Los desertores del Ejército Mexicano conocidos como "Los Zetas", del cartel del Golfo, se convirtieron ya en un problema de seguridad nacional, junto con "Los Pelones" y "Los Números", del cartel de Sinaloa, al superar la capacidad de respuesta del Gobierno mexicano, y así lo demuestran al mantener con la violencia el poder de sus organizaciones, afirmó el especialista en seguridad nacional y narcotráfico, Jorge Chabat.
La fuerza de "Los Zetas" -explicó- está en su entrenamiento militar y su capacidad de adiestramiento de nuevos sicarios, así como en la adhesión de fuerzas paramilitares como es el caso de "Los Kaibiles" que son, por su parte, desertores del Ejército de Guatemala, y que como se sabe han sido reclutados por el brazo armado el cartel del Golfo.
En tanto, la fuerza de "Los Pelones" y "Los Números" del cartel de Sinaloa, está en su extrema violencia, al contar entre sus filas con los pandilleros salvadoreños conocidos como "La Mara Salvatrucha".
Sin embargo, no son los únicos grupos de sicarios que operan en el país, también están los que sirven al cartel de Tijuana, de los Arellano Félix, que son los "narcojunior", en principio conformados por jóvenes provenientes de acaudaladas familias y a la postre, por pandilleros del "Barrio Logan", en Texas, cuya cercanía fronteriza permite que los gatilleros se desenvuelvan tanto en México como en Estados Unidos.
Asimismo están los sicarios que sirven al cartel de Juárez, que son "Los Chachos", cuyo nombre se adjudicaron a raíz de la ejecución de Dionisio Román García, alias "El Chacho", quien hasta su muerte fue fiel a la organización de los Carrillo Fuentes.
La trascendencia de estos grupos de sicarios va más allá del narcotráfico. "Son un problema serio para el país más allá de la seguridad pública", sostuvo el especialista del Centro de Investigación y Desarrollo en la Educación (CIDE).
Del número de integrantes del grupo paramilitar de "Los Zetas" existen serias diferencias: mientras el secretario de la Defensa Nacional, general Ricardo Clemente Vega García sostuvo que son 38, el procurador General de la República, Daniel Cabeza de Vaca, afirmó que el grupo original que les dio el nombre está prácticamente desaparecido y que sólo quedan unos "veintitantos".
Sin embargo, su fama es tan conocida, que tienen incluso su propio corrido: "La Escolta Suicida", en cuyos estribillos presumen con orgullo que defienden "al patrón". "Somos 20 el grupo de Los Zetas/ unidos como familia/ los 20 somos la fuerza/ con diplomas de suicida/ conscientes de que en cada acción/ podemos perder la vida...".
La realidad es que ni están desaparecidos ni desintegrados, por el contrario, cada día, demuestran su poderío, y exhiben la vulnerabilidad del Estado mexicano.
El académico reconoció que aún no entiende cómo Osiel Cárdenas Guillén logró, antes de que lo detuviera el Ejército Mexicano, corromper a los militares para posicionar al cartel del Golfo como el principal distribuidor de drogas en Estados Unidos.
El caso es que desde que se formó el grupo paramilitar estamos ante un fenómeno nuevo, en el que se combina la violencia de "Los Zetas" originales, que son desertores del Ejército, pero bien entrenados, y más recientemente las fuerzas de "Los Kaibiles", que son desertores del Ejército guatemalteco, y también bien entrenados.
Chabat destacó que la atención está puesta en "Los Zetas" porque "están bien organizados, porque originalmente se formó con desertores del Ejército bien entrenados, y por tanto son más peligrosos que los tradicionales guardaespaldas que tenían los narcotraficantes; "son mucho más eficientes en ese sentido".
Además enfrentan una guerra a muerte con el cartel de Sinaloa, "y eso hace que ciertamente llame la atención y estén más en los medios de comunicación, y por tanto hace que esté la presión sobre ellos, tanto de la opinión pública nacional como internacional".
Tal es su fuerza que el FBI contempla a "Los Zetas" como un problema de seguridad nacional para Estados Unidos, al grado que la ola de violencia que han desatado en Tamaulipas les obligó a cerrar una semana su consulado en Nuevo Laredo. El académico resaltó lo que en los hechos han demostrado "Los Zetas", que son un grupo que está dispuesto a todo.
De tal suerte que son un problema de seguridad nacional para el país, por su capacidad que tienen para actuar, de la impunidad que han gozado, del uso de armas de todo calibre, lo que los ubica como un problema que en los hechos rebasa al gobierno mexicano".
Jorge Chabat expuso que "es factible pensar que son una amenaza para la seguridad, porque claramente su actividad delictiva no puede ser controlada por las instancias que están establecidas para el combate a este tipo de delitos, sino que han rebasado al Estado, y el Gobierno mexicano ha tenido que recurrir a operativos especiales para controlar la violencia, porque no pueden las policías establecidas en el lugar, lo cual es un signo de que efectivamente no son un simple problema de seguridad pública, sino de seguridad nacional".
"LOS ZETAS"
En un cuadro delictivo-organizacional que se realizó de este grupo de sicarios aparecen cuarenta y cinco elementos.
Los primeros en la lista de la Sección Segunda de Inteligencia Militar figuran: Heriberto Lazcano Lazcano "El Lazca" o "El Z3", Gregorio Sauceda Gamboa "El Caramuela", y Jorge Eduardo Costilla Sánchez "El Coss", los tres identificados como los principales líderes de "Los Zetas".
Los otros 42 son: Hugo Salazar, "El Z4"; Raúl Trejo Benavides, "El Z6"; Carlos Vera Calva, "El Z7"; Jesús Enrique Rejón Aguilar, "El Z8"; Cruz Agalindo Mellado, "El Z9"; Omar Méndez, "El Z10"; Luis Reyes Enríquez, "El Z12"; Gustavo López Castro, "El Z13"; Efraín Teodoro Torres, "El Z14"; Raúl Lucio Hernández Lechuga, "El Z16"; Gonzalo Jerezano Escribano, "El Z18"; Braulio Arellano Domínguez, "El Z20"; Rolando Javier Almazán Balderas, "El Z24"; Alfonso Lechuga Licona, "El Z27"; Juan Carlos de la Cruz Reyna, "Z36"; Daniel Enrique Márquez Aguilar, "El Chocotorro"; Gustavo González Castro, "El Erótico"; Rogelio Guerra Ramírez, "El Guerra"; Daniel Pérez Rojo, "El Cohetes"; Jaime González Durán, "El Humer"; Jorge López, "El Chuta".
Prosigue la lista con Flavio Méndez Santiago, "El Amarillo"; José Ramón Ávila López, "El Cholo"; Sergio Enrique Ruiz, "Tlapanco"; Omar Lormedes Pitalúa, "El Pita"; Miguel Ángel Soto Parra; Víctor Castrejón Peña; Germán "N", "El Tatanka"; Omar Bautista Hernández; Alberto González, "El Paisa"; Luis Sánchez, "El Guano"; José Jaimes, "El Caprice"; Raúl Hernández Barrón, "El Flandes"; Eduardo Díaz López; Álvaro Sánchez Esteban, "La Mascarita"; Benjamín Torres Sosa, "El Chabelo"; Prisciliano Ibarra Yepiz; Nabor Vargas García, "La Débora"; Isidro Lara Flores, "El Colochón"; Leopoldo Flores Soto, Samuel Flores Flores, y Mateo Díaz López, "El Comandante Mateo".
Este último, recientemente capturado en Villahermosa, Tabasco, y a quien sus compañeros intentaron rescatar a sangre y fuego de la cárcel del municipio de Cunduacán, dejando cuatro muertos y siete heridos al hacer uso de granadas y bazucas.
COMANDANTE MATEO
De acuerdo con registros de la Subprocuraduría de Investigación Especializada en Delincuencia Organizada (SIEDO), el "Comandante Mateo" era el jefe de la célula de "Los Zetas" en la zona de la Chontalpa, y tenía pleno dominio no sólo en Tabasco sino en Veracruz, Chiapas y Campeche.
Mateo Díaz López, octavo hijo de Benito Díaz y Anatalia López, nació en 1974 en el ejido San Rafael, Tabasco, y junto con sus siete hermanos se dedicó a la siembre de cacao y maíz.
Al terminar sus estudios en el Conalep de Tabasco, con especialidad en electromecánica, a la edad de 18 años emigró de su pueblo, junto con dos de sus hermanos y se dedicó al comercio durante cuatro años, hasta que el 16 de septiembre de 1996 ingresó al XV Regimiento de Caballería Motorizado del Ejército Mexicano, en Reynosa, Tamaulipas.
Durante su permanencia en las Fuerzas Armadas, según reporte de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), logró formar parte del Grupo Aeromóvil de Fuerzas Especiales (GAFES), pero desertó el 20 de septiembre de 1998.
En ese mismo año, también había desertado el entonces teniente Arturo Guzmán Decena, "Zeta Uno", quien a la postre se convertiría en el fundador del grupo de sicarios "Los Zetas".
Durante el tiempo que perteneció al regimiento motorizado, "El Comandante Mateo" llegó a tener contacto con el cartel del Golfo y, dada su estrecha relación con Guzmán Decena (ejecutado el 21 de noviembre de 2002), se convirtió en uno de "Los Zetas" de la primera generación, al servicio de Osiel Cárdenas Guillén.